sábado, 12 de julio de 2008

Cuanta soledad...

Solía tener un amigo.
Un día, o dos. Quizas un par de meses.
Pero se fue, sin despedida, y hace muchos años ya que no lo he visto.

Hace muchísimo ya que no recuerdo su tono de voz, o su sonrisa, o su manera de caminar.
Nosotros los que éramos, ya no somos los mismos.
Y voy cambiando lentamente, guardando el ayer en un saco infinito, curucuteando de vez en cuando y frecuentemente, buscando puntos de referencia.

Un lugar, un olor, una persona, un color de franela que odio, la nota de la canción que no te salio nunca en aquella guitarra sin cuerdas, las cuerdas de la guitarra vieja que te regalaron, unos zapatos con huequitos, unas medias con huequitos, el olor de tu aliento, unos dedos entre tu cabello, un viaje lejos sentada a su lado, cualquier carro verde que pase por el frente, una princesita de juguete que habla y se rie, un par de cuerpos sudados, una oreja pegada a tu pecho bailando a ese ton ton, una lagrima de miedo, otra de emoción, otra más de miedo a estar así, una compañía de seguros con whisky 18, un gordito de cabello extraño y desordenado, un "hola... estas aburrida?", unas franelas caras, una cancion de Drexler, una cancion de Alice in Chains, una cancion de Regina, o Amy, o Portishead, o Zappa, un sobrenombre, una botella de ron de Cartagena, Colombia, una sopa extraña, Choroní sin ti, amigos sin ti, peluquera a domicilio, un vidrio empañado, juegos de Diávolos y de montes, una realidad alterna, el olor a champu, canciones que no eran para mi, la canción que jamás me regalaste, la que si me diste y yo no entendí, las que yo te dí y jamás te diré que son tuyas, un bolso negro, un regalo muy malo, una tarjeta de amor, unas ganas incontenibles, un espacio que no vuelve, un instante, una palabra que duele, esa imagen en la mente para siempre.

No somos los de antes. Definitivamente.
Antes no era posible esta asfixia que me esta apretando, no era posible antes.
No.

Una rutina.
Nada bueno ni nada nuevo ni nada malo.
Sencillamente es esa nada.
Pero que a veces se filtra disfrazado de amor.
No conozco esa palabra, no la entiendo, no me pertenece.

Quien soy yo? Para entenderte... Me basta un minuto y estas aquí.
Ya van dos, o quien sabe.
Mi tiempo no es el mismo que el tuyo, aunque así pareció por tan sólo un segundo.