martes, 27 de julio de 2010

In-merecido.

Un día como hoy.
Sencillamente desbordaste las emociones dentro de mi.
Las buenas, las malas, las ocultas.
Y me dí cuenta de que el amor -Si, amor- va mucho más allá.

Más allá de los miedos, de las faltas, de los errores, de las batallas,
del día a día, de las costumbres, de los ataques, de las risas, de extrañar.

El amor va más allá.
Que tú con esos ojitos dulces que me miras. Tú no eres de este planeta.
No puede caber tanto amor en una persona.

Tu. Tus ojos. Tu.
Eres mi mejor regalo. Inmerecido, supongo, pero, sé también que nos hemos encontrado.
Y yo no podría decirte tantos errores que he cometido.
Pero tú tampoco me pides eso.

Son dos años que llevo recibiendo el regalo de amarte. Amarte es un placer,
es un privilegio, es una locura, es un honor, es un regalo.

Mi mejor regalo es escuchar tu voz, tu risa, tus llamadas matutinas.
Abrir los ojos y mirarte a mi lado, incondicional.

Tú no eres de este planeta. No.
Porque nadie en este planeta me hace entender la realidad como tú.
Tú que con tres palabras me devuelves la vida, la sonrisa, la esperanza.

Tú que eres como un juguito de manzana fresca, eres como un plato de pescado frito,
eres un heladito de cereza, eres un abrazo fuerte y sincero.
Tú eres la razón que me recuerda que mi oscuridad no es definitiva, y prendes la luz.

Eres mi olor favorito, mi color favorito, mi emoción favorita.
Ahhh, es ese brillo cuando me sonríes y esas ganas de ganarnos nuestro mundo.

Eres mi mejor compañía.

Eres lo que me hace darme cuenta de que soy una mujer afortunada.

Eres mi mejor compañía, por los años que nos quedan por delante, para toda la vida.



Ecos

Nada, nada.
Nada.
Nada.
Nada, nada, nada.

Pero la nada está tan llena del espacio vacío que dejas.

Un impulso inútil, una prosa inverosímil.
Nada de lo que digo puede hacerme regresar.

Es que, si te fijas bien,
ni siquiera podrás lograr ese "irme de ti" que disimulas.

Y mis canciones y mi pseudo poesía de pacotilla.
Pero sobretodo mis canciones...

Las canciones no se prestan ¿sabes?,
las canciones mías se quedan conmigo, eso es bien sabido.

Aunque el tocadiscos ya no suene en tus oídos, seguirán sonando en tu memoria.
La memoria que es más vil que tú.
Que te recuerda domingos que se perdieron.
Que te recuerda que cada sílaba de cada palabra de cada oración
fue cantada primero por nuestras voces.