jueves, 30 de enero de 2014

Limpiando telarañas.

Quitar las telarañas da flojera.
Pero sino la mierda te tapa.

Ahí vamos, pidiendo perdón por lo que nos tragamos en el 2013.
Disfrutar y vivir, sin escribir...
Supone un break grande..
Nosotros de antes y nosotros de ahora.

Casi 30 te cuento, casi esto y casi aquello, y resulta que aún no eres nada.
Y aún falta tanto que cansa pensarlo, agota, estremece y apunta justo al entrecejo.

Pero ¿qué es más importante que la angustia constante?
¿qué pesa más que el desenfreno y la mierda?

A mí que nada me completa, nada me detiene, nada me juzga, 
ningún juego mental socaba mi dudosa moral.
A mi que no me cuenten nada, que ya lo supe todo hace mucho tiempo.

Supe que nada cambia nada, supe que elegí ser lo que soy.
Supe que ya cambié, que volví sobre mis pasos que se habían borrado,
supe que no estar dispuesta es el secreto para vivir feliz y supe también que soy más inteligente que el mundo.
Mi calma y mi sonrisa no se borran.
Mi vida es vida hasta que sea muerte, y mi alegría y mi sonrisa aún así no se borran.

Siempre fue mi secreto y siempre lo será.
Que sé bien cómo escribir, que sé bien cómo vomitar verborrea,
que sé bien que nadie sabe un carajo.
Y no me importa, nada importa.

Somos permanentes y etéreos. Carne humana como carne de vaca, de gato, de pez.
Carne vacía la tuya y no la mía.
Mi propósito llegó para cumplirse.
Soy ciudadana del mundo. Y cuando menos te lo esperes, ahí me verás.