sábado, 28 de abril de 2012

Brillo

Hasta la brisa que te sopla es capaz de lastimarte.
Dios nos libre del polvo mal habido, o de los huracanes.


Acá, cuando tiembla la tierra hay que correr hacia quien sabe donde.
Se me ha hecho tarde esperando, se me ha hecho difícil esperando.


La solución más obvia era dejar de escribir,
mandar todo a la mierda,
salir a las cinco de una oficina de color azul,
dejar de soñar con la fisioterapia, con las pinturas y con todas esas mierdas que los libros te cuentan.
Malditos libros.


Las maldiciones tampoco te salvan.
Hay que ser bien valiente para poder respirar este aire, 
para alzar la voz y decirles que estoy acá,
para mirar lo que fui, que sigo siendo, ¡joder!.


Esto no estaba en los planes, esto va fuera de contexto.
Pero la gente resignada valiente continúa con esmero...
Ligando que no te esclavicen con la firma al final de la hoja.


Si yo ya no estoy para juegos,
¿para qué sigo jugando?










Que no COÑO, que acá no va ningún punto final

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