viernes, 2 de mayo de 2008

Deja vù

Con certeza aclaro que no estoy segura de nada.
A veces parecen certeras las 25.698.369.236 razones que tengo para recordar.
Y con un soplo se vuelven cal y se desaparecen.
Y súbitamente se refrescan en mis ojos y no me dan chance ni tiempo, ni un respiro tan solo.
¿Te puedo llamar mi niña?
Ese momento instantáneo que llamamos vida, esa partícula minúscula que llamamos mundo, y en su diminuta inmensidad vivir para mi, pero contigo.
Por favor, ya no me llames por mi nombre. Te lo juro que ya no quiero ser yo, y no quiero ser así. No me llames por mi nombre. Que mi nombre arrastra hasta mis oídos miles de fantasmas que quiero dejar de escuchar.
Es que jamás será lo mismo cuando me digas por mi nombre. Y es que dejó de ser mi nombre cuando Tú lo cambiaste. Mi niña.
Perdona, es que tuve un deja vù.
Y vi como todo se repetía una y otra vez, y entré en pánico, y mi paranoia perversa no me dejó pestañear. Un deja vù, si, es que fue sólo eso.
Tú lo dijiste, que te quedarías conmigo, con esta humanidad pequeña, insegura e inestable que está muerta de miedo... Pero así soy, y no quiero ya ser yo, quiero dejarme atrás y empezar de nuevo.

No hay comentarios: